La Costa ha perdido a una de sus ciudadanas más lúcidas.
En plena Navidad, falleció Sandra Gabriela Tobares. Sandra Tobares Persona, como le gustaba definirse, separándose protocolarmente de títulos y honores.
Licenciada en Psicología, docente, ejercía ambas profesiones con ingenio y con extraordinaria fuerza de voluntad. Le había ganado una fea pulseada a esa enfermedad que la mayoría de los periodistas suelen aún negarse a llamar por su nombre - cáncer - para utilizar todo tipo de eufemismo. Una larga y penosa enfermedad, etcétera.
Ella no; Sandra se hacía cargo de lo que había padecido, y que en adelante habría de llevar cada minuto de existencia no sólo como si fuera el último, sino también como si fuera el primero: abierta al conocimiento, a la experiencia nueva, con curiosidad y con una "polenta" a toda prueba. Hasta que un tumor alojado cerca del bulbo raquídeo pudo más.
Junto a Nilda Fernández constituyeron el bloque corazón - pulmones del Centro de Enseñanza de Artes y Oficios de Santa Teresita - CEAO - que sin ella, "La" Tobares, saludando a la entrada a la voz de -¿Cómo andás, Bicho Canasto? -, no volverá a ser el mismo.
Tal vez su nombre no vista a ninguna calle de Santa Teresita, la ciudad que eligió para vivir hasta el último aliento.
Tal vez a Ale y a David, sus hijos adorados, no les quede otra herencia que el amor que derrochaba sobre ellos cada mañana, cada tarde, cada noche, entre besos, retos y carcajadas. Tal vez a todos sus amigos su recuerdo se nos agigante con cada segundo que vaya pasando desde la tempranda partida.
Se fue un ser humano incomparable. Un canto a la vida, a la inteligencia, a la tenacidad. Se fue Sandra Gabriela Tobares. Sandra Tobares, Persona. Nada menos.
Antonio Morgner
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